Como hemos visto, a pesar de las diferentes formas históricas en que las comunidades negras y poblaciones afrodescendientes han sufrido la violencia y la discriminación, también ha existido un legado de luchas y resistencias que, sustentados en tradiciones y prácticas culturales, han llevado a crear espacios de vida colectiva dentro de ese complejo mundo de relaciones de poder.
Estas formas de lucha y resistencia nos enseñan que, a pesar de condiciones adversas, el liderazgo comunitario, la organización colectiva, y estrategias concretas de acción pueden llevar a romper legados de injusticia histórica, desafiar formas de violencia cultural y estructural, y alcanzar determinados logros para el beneficio de toda la comunidad.
Concretamente, en los últimos años, las organizaciones negras y afrodescendientes del Pacífico colombiano han enfocado sus acciones en defender sus saberes y territorios, los cuales constituyen su fuente de vida comunitaria, y que albergan las historias y raíces culturales que dan sentido a su identidad colectiva.
La defensa del territorio, frente a las amenazas de actores armados e intereses económicos que no tienen en cuenta a la comunidad, se han convertido en un principio que busca no solo evitar la violencia, sino alcanzar una paz estructural sustentada en la defensa de un espacio de vida para la comunidad.
Esta defensa del territorio está ligada, además, a la preocupación por evitar la pérdida de herencias culturales ancestrales en nombre de proyectos de desarrollo que no traen bienestar a las comunidades ni tienen en cuenta su visión de lo que este implica. Como estas herencias culturales ancestrales, dan sentido, identidad, y aportan a la vida en comunidad, las comunidades vienen reconociendo que perderlas viene a un costo demasiado alto para el tejido social.
Recobrar, mantener vivas, y reinterpretar las prácticas, costumbres, saberes, y pensamiento ancestral afrocolombiano, constituyen una base para explorar formas cotidianas que se han aprendido en la práctica de la vida en estos territorios, y que alimentan el valor de nuestra identidad, así como reivindicar la creatividad y dignidad que históricamente han buscado las poblaciones afrodescendientes.
En esto es importante tomar en cuenta que los aportes culturales de las poblaciones afrodescendientes y negras al país han sido enormes, y no solo a través de su música y sus triunfos deportivos, como se suele resaltar. La literatura, el arte, el conocimiento sobre la biodiversidad del país, la comida, las prácticas tradicionales de salud y convivencia, entre muchas otras cosas, hacen parte de la riqueza de los saberes y el pensamiento propio de las comunidades afrocolombianas.
Sería muy difícil definir en pocas líneas estos aportes, porque los pueblos negros y afrocolombianos en Colombia son muy diversos, y sus historias muy variadas. Lo que si es cierto es que las herencias africanas que perviven en la identidad del país son materia de orgullo y enriquecen, en sus diversas expresiones y sus sincretismos con otras prácticas culturales, la vida del país.
Queremos destacar varias formas de acción que nos muestran cómo la defensa del territorio, el rescate de las raíces culturales, y la reivindicación de la identidad afrocolombiana despojada de estigmatizaciones y representaciones estereotipadas, se han constituido en fuentes que alimentan visiones alternativas sobre el uso del poder y las concepciones del desarrollo con el objetivo de construir justicia y paz territorial en el país.
Podríamos sintetizar diciendo que la defensa del territorio contribuye a la paz estructural, los saberes y prácticas culturales a la paz cultural, y la recreación de la identidad a transformar el lugar que ocupan las comunidades negras en las relaciones de poder en el país:
Es el momento de evaluar y poner a prueba tu conocimiento. Ante el siguiente planteamiento, estudiado en este tema, selecciona si lo enunciado es verdadero o falso: